¿Como se lo explico a mis hijos?

Contar a los hijos el hecho de que fueron engendrados a partir de un tratamiento de reproducción asistida o callarlo es una decisión personal de madres y padres. Hay países en que los niños concebidos mediante donación tienen, por ley, derecho a conocer la identidad de quienes donaron el material genético del que son portadores. En España no es así y las donaciones son anónimas. De este modo nunca podrán saber nombre y apellidos del donante o la donante, y queda en manos de los padres explicarles o no su origen biológico, lo que se denomina “la verdad biológica”.

Tanto en los casos en que el tratamiento ha sido sencillo y con óvulos o espermatozoides propios como en los casos en que se ha recurrido a donación, numerosos expertos en psicología vienen a coincidir en que los secretos entre los miembros de la familia –especialmente si son de cierta envergadura- vienen a empañar las relaciones, actúan como una barrera invisible para la comunicación y el vínculo. Este asunto se ha estudiado ampliamente en el caso de las adopciones y se aplica igualmente para el caso de niños concebidos tras una donación de semen o de óvulos. Lo que recomiendan es que el asunto sea algo conocido desde el primer momento, que no se oculte, y que se hable de ello, si llega el caso, con naturalidad y normalidad, porque el efecto que esta información va a tener sobre los hijos va a estar estrechamente relacionado con la naturalidad y normalidad con que lo vivan y hablen de ello los padres y el entorno de los pequeños o pequeñas.

Hay quienes argumentan que si en una fecundación sin intervención de la ciencia no se cuenta a los hijos los detalles de cómo fueron engendrados, tampoco ha de hacerse necesariamente si ésta se ha producido mediante tratamiento médico. Todo depende de la carga simbólica, del valor y el significado que cada una otorgue al hecho en sí de la fecundación de su hijo o hija y la importancia que atribuya al material genético que lleva su bebé.

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